La industria de la construcción es una actividad económica relevante que abarca la fabricación, transporte y montaje de elementos constructivos. Es un sector que genera muchos empleos y tiene una enorme repercusión social. Sin embargo, su crecimiento provoca problemas ambientales muy importantes.
De acuerdo con un estudio realizado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EMA) sobre el comportamiento de los materiales en su ciclo de vida el cemento, el hormigón y el ladrillo forman parte del grupo que más emisiones genera. Por lo tanto, es necesario encontrar alternativas dirigidas a reducir este brutal impacto.
Así, es relevante hablar de materiales biocompatibles o amigables con el entorno rural o urbano, que además no reaccionan negativamente con el medio ambiente y tienen impactos mínimos en el planeta.
En las universidades e institutos tecnológicos encontramos a diversos investigadores dispuestos a generar insumos de calidad, sustentables y económicos para la industria de la construcción con base en el conocimiento científico y técnico.
Por ejemplo, la estudiante de Maestría en Ingeniería Civil, María Fernanda Curiel Albarrán, ha logrado el aprovechamiento de los residuos orgánicos provenientes de las mezcaleras de Morelos, específicamente la fibra del agave, para elaborar un material resistente para interiores. Resulta que la fibra del agave es más flexible que un plafón, lo que la hace ideal para el recubrimiento de espacios interiores.