El estatuto onto-epistemológico de las leyes científicas

Las teorías científicas son constructos formales realizados con los referentes onto-epistemológicos existentes en las conciencias de los científicos. Independientemente del proceso mediante el cual los referentes son incorporados a la conciencia y del carácter que posean, es decir, que se trate de referentes de carácter teórico, empírico, religioso o artístico, el proceso de teorización tiene un carácter ideal en el que lo real acaba siendo concebido de conformidad con los contenidos de la conciencia. De este modo, las leyes científicas son constructos epistemológicos más no representaciones ni reproducciones de lo real, dado que lo real es percibido de conformidad con lo establecido en el constructo ideal, por lo que sólo es percibido en la realidad lo constituido en la conciencia y del modo que en ella aparece. Existen las leyes científicas más no las leyes sociales y naturales.

A pesar de las diferencias existentes entre la filosofía platónica y la aristotélica, en ambas, la representación posee una función semejante y aparece en el mismo momento del proceso de construcción de conocimiento, sólo que de manera inversa. En Aristóteles se presenta en el momento de síntesis de sensaciones para construir un universal y en Platón en el momento de transitar del universal a lo singular. Si una teoría parte del supuesto de la existencia legal de lo real, la enunciación de una ley es una reproducción de lo real pero, si la teoría supone que lo real es racional, las leyes son proyecciones de la razón sobre lo real con prescindencia de los hechos. Pero si la teoría científica está basada en el supuesto de la existencia de lo real al margen de la conciencia, sea ésta racional o no, lo conocido de lo real es su representación teórica. La matemática se deriva de un conocimiento, tiene carácter lógico y es usada para representar, proyectar o reproducir lo real simbólica y formalmente; a eso se debe su utilización en teorías sustentadas en posturas filosóficas de todo tipo. La realidad es neutra y todas las formas de conciencia se proyectan en lo real, suponiéndolo dotado de una estructura semejante a la estructura de la conciencia con la que es pensado.
La aparente regularidad de los fenómenos naturales y sociales no implica la existencia de leyes, es decir, las leyes científicas no son contenido óntico de lo real. Las leyes científicas son constructos de la razón proyectados sobre las cosas, es decir, poseen un carácter epistémico proyectado ontológicamente en lo real. Lo real no es racional, pero tampoco es empiria, magia o religión. Lo real es neutro y apropiado por los humanos por distintos modos.
Las dos tradiciones que surgen desde Platón y Aristóteles no deberían leerse como determinismos del camino de la ciencia. Muchos de los desarrollos recientes en filosofía, que tratan de responder a la pregunta qué es la investigación científica, pueden entenderse mejor en el contexto de los dos caminos de la episteme que surgen del pensamiento griego. Tal como hemos expuesto, la ciencia se mueve con facilidad entre ambos caminos, a veces afirmando uno con más fuerza que el otro, pero nunca eliminándose. Las posibilidades de un tercer camino están abiertas, así como un camino intermedio que tome parte de ambas tradiciones. Se debe abrir la discusión más que cerrarla, hablando de contextos e influencias que están al inicio de lo que entendemos como investigación científica. Por un lado, como un ejercicio del pensamiento, podría ser útil esta propuesta, pues nos invita a pensar dónde catalogar el pensamiento complejo, por dar un ejemplo, o como contextualizar la investigación sobre cosmología o biología que actualmente está en desarrollo y llena de controversias. Una de las misiones de la filosofía es el mantener las preguntas fundamentales en movimiento, haciendo aportes y avances cuando sea posible, pero al mismo tiempo maravillándonos de su carácter en proceso.